Batalla campal de papás. En eso se ha convertido la casa de Houston y el trabajo de un periodista que destapó la corrupción y presunto conflicto de interés del presidente defendiendo a su hijo José Ramón, sus ingresos como asesor en Texas de una firma relacionada con el tren Maya y las acusaciones con todo el poder del estado sobre el hijo de Carlos Loret de Mola en defensa de su hijo periodista. Ver videos
El presidente no está siendo capaz de escuchar ni a sus voces amigas que desde la prensa le gritan: presidente, deténgase ya, se está hundiendo más. Está descuadrado, sin sitio y sin reflejos, dando tumbos. Manda una carta el INAI preguntando por los ingresos de un periodista, incapaz de explicar los de su hijo y los de él mismo durante los 13 años entre que fue jefe de Gobierno y presidente.
La prioridad nacional es cuanto gana Loret de Mola. No los periodistas ejecutados este mes. No los 600 mil muertos de la pandemia. No la violencia récord en el país. No la economía apuntando a recesión.
Diferendo entre papás pone en vilo al periodismo en México
Desde hace varios días he visto al Presidente de la República más en plan de padre de familia que de gobernante, defendiendo a tres de sus hijos involucrados en notas periodísticas y videos que circulan en redes sociales, que tienen que ver con una casa en Houston y presuntos conflictos de interés. También he visto a Rafael Loret de Mola, padre del periodista Carlos Loret, defender en redes sociales a su hijo de los embates del Presidente. Dos hombres defendiendo a lo que más quieren en la vida: su familia.
Desde luego, el poder de uno de ellos, el del Presidente, es mucho más fuerte y tiene instrumentos del Estado que, desafortunadamente, se usaron el viernes y ayer para escalar el conflicto, al revelar información -que no queda claro si fue dada por el SAT- sobre supuestos ingresos del periodista Carlos Loret, ingresos y montos que él mismo desmintió. Pero también se utilizaron espacios de gobierno, medios y recursos públicos para atacar a particulares, y eso creo que fue indebido e injustificado, habiendo tantas otras opciones de réplica en lo legal y en lo mediático.
Sin embargo, el pleito contra el periodismo escaló a niveles inimaginables. No importó que ayer fuera el Día de la Amistad. Y es que el Presidente adelantó lo que hará para enfrentar a la prensa que considera enemiga de su deseada transformación:
1) publicará las propiedades (bienes) de periodistas y dueños de medios de comunicación, lo que significa usar tanto al SAT como a los registros públicos de la propiedad;
2) buscará que el Instituto de Transparencia (INAI) pida y entregue información de salarios de comunicadores, a pesar de que éstos no son funcionarios públicos, ni su ingreso viene del gobierno;
3) buscará concesionar todos los medios de comunicación –no nada más la radio y la TV - para que los impresos y las redes sociales tengan obligación de transparentar recursos y salarios de periodistas. Para materializarse, estos tres puntos requieren de profundos cambios legales, incluso a nivel constitucional, y parece que ha dado la señal para que legisladores de la 4T avancen en su redacción. Finalmente,
4): dejar ver que quienes simpatizan con él son más que los que acuden a redes sociales o publican columnas.
Me parece que ha dado la señal de que sacará a sus seguidores a la calle y justamente en estos días ha tejido alianzas con grupos expertos en toma de espacios públicos y amedrentamiento en la zona centro del país. Está el caso de los normalistas que no tuvieron consecuencias tras lanzar un tráiler a la Guardia Nacional en la Autopista del Sol, y que el fin de semana la volvieron a tomar; también están las pensiones que anunció el aguerrido Sindicato de Electricistas de la desaparecida Luz y Fuerza (SME) y, desde luego, la CNTE, que no ha tenido consecuencias mayores por lo hecho a las vías férreas en Michoacán y que, también sin consecuencias, en una alcaldía morenista de Oaxaca, el fin de semana atacó el atrio de Santo Domingo, ubicado en la zona más turística del estado.
Todas las señales anteriores son preocupantes. Ojalá me equivoque, pero, sobre todo, espero que el Presidente entienda que no puede utilizar las herramientas del Estado para defender a sus hijos y demostrarles su amor de padre. Es el equivalente a que un padre “fifí” utilice a sus escoltas para amedrentar a otro niño que jugó “rudo” en el soccer.
El Presidente también pareció dejar claro que no se va a echar para atrás. Ojalá que, si no matiza, por lo menos no impulse acciones que van a polarizar más al país: primero, porque son las redes sociales (empresas extranjeras) donde registra su mayor número de críticas; segundo, porque no puede haber una democracia consolidada ni un Estado de derecho, cosas que él anhela, bajo las condiciones antes descritas; y tercero, porque ¿qué va a quedar de México si todos nos lanzamos a una guerra fratricida?
Todas las señales anteriores son preocupantes. Ojalá me equivoque, pero, sobre todo, espero que el Presidente entienda que no puede utilizar las herramientas del Estado para defender a sus hijos y demostrarles su amor de padre. Es el equivalente a que un padre “fifí” utilice a sus escoltas para amedrentar a otro niño que jugó “rudo” en el soccer.
El Presidente también pareció dejar claro que no se va a echar para atrás. Ojalá que, si no matiza, por lo menos no impulse acciones que van a polarizar más al país: primero, porque son las redes sociales (empresas extranjeras) donde registra su mayor número de críticas; segundo, porque no puede haber una democracia consolidada ni un Estado de derecho, cosas que él anhela, bajo las condiciones antes descritas; y tercero, porque ¿qué va a quedar de México si todos nos lanzamos a una guerra fratricida?
Espero que los “padres” ofendidos lleven su diferendo por los cauces legales y demuestren a sus hijos que los quieren tanto, que hasta en esto darán un ejemplo.
Javier Tejado Dondé Twitter: @JTejado
Javier Tejado Dondé Twitter: @JTejado
Papá de Loret
AMLO defiende a José Ramón, por la infame casa gris.
La reacción del iracundo López Obrador del viernes pasado, que cruzó peligrosamente la línea que separa a los demócratas de los tiranos y expuso datos privados y, para colmo, falsos por exagerados sobre los ingresos de Carlos Loret de Mola en revancha por destapar las mansiones donde habita su hijo en Houston y su tren de vida repleto de lujos, derivó el domingo en una burda caricatura de control de daños, chafa, como el sello de casa.
El domingo por la noche, José Ramón López Beltrán publicó un comunicado brevísimo, pero lleno de erratas de redacción e imprecisiones a la verdad o, de plano, francas mentiras.
Una muestra: dice el vástago presidencial que desde 2020 trabaja como asesor legal en Kei Partners, una empresa asentada en Houston dedicada a la construcción de desarrollos de lujo, pero al realizar una búsqueda en la barra de abogados de Texas, requisito legal indispensable para ejercer la profesión en el Estado, su nombre, simplemente, no aparece. ¿Trabaja, entonces, ilegalmente el hijo del presidente López Obrador en Estados Unidos?, ¿cómo pueden contratar a un asesor legal sin cédula norteamericana?, ¿quién le está haciendo el favor a López Beltrán?
Quizá, la burla más vil a la inteligencia del pueblo mexicano es que la página de la empresa fue armada al vapor solo un día antes del comunicado del hijo del presidente, incluso algunas imágenes que la adornan fueron creadas horas antes del patético mensaje.
Lo peor es que ayer el presidente, acorralado en su ira y luego de violar nuevamente la ley al exponer otra vez los datos de Loret, tuvo que confirmar que la empresa es propiedad de los hijos de Daniel Chávez, dueño de grupo Vidanta, un imperio involucrado en diseño, construcción de resorts y también “supervisor honorífico”, sea lo que sea que eso signifique, del Tren Maya.
Más claro: el hijo de López Obrador devenga ingresos millonarios de una empresa propiedad familiar de un empresario cercanísimo a él, ¿no hay conflictos de interés?, ¿no le parece al ascético López Obrador que predica conformarse con un par de zapatos, cuando menos algo inmoral?
El periodista de Telemundo, Edgar Muñoz, estuvo en las supuestas instalaciones de Kei Partners que hasta ayer se llamaban “Vaquero Strategy”, se encontró con una persona que primero le dijo que laboraba ahí y luego, inmediatamente, se retractó. “Algo muy raro está pasando, están todos muy nerviosos”, narraba para la televisión.
Y sí, algo muy raro está pasando o quizá no tanto, más bien un lugar común, el cuento de siempre, el de los políticos corruptos y sus familias que viven al amparo del poder, el de los rateros y saqueadores del color que sean que no tienen llenadera. La mafia del poder en su apogeo.
Lo inédito, eso sí, es que al menos hoy podemos ser testigos de cómo se derrumba el castillo de naipes de un presidente y el coraje lo lleva casi hasta la demencia.
Fuentes Diarios, revistas e internet
AMLO defiende a José Ramón, por la infame casa gris.
La reacción del iracundo López Obrador del viernes pasado, que cruzó peligrosamente la línea que separa a los demócratas de los tiranos y expuso datos privados y, para colmo, falsos por exagerados sobre los ingresos de Carlos Loret de Mola en revancha por destapar las mansiones donde habita su hijo en Houston y su tren de vida repleto de lujos, derivó el domingo en una burda caricatura de control de daños, chafa, como el sello de casa.
El domingo por la noche, José Ramón López Beltrán publicó un comunicado brevísimo, pero lleno de erratas de redacción e imprecisiones a la verdad o, de plano, francas mentiras.
Una muestra: dice el vástago presidencial que desde 2020 trabaja como asesor legal en Kei Partners, una empresa asentada en Houston dedicada a la construcción de desarrollos de lujo, pero al realizar una búsqueda en la barra de abogados de Texas, requisito legal indispensable para ejercer la profesión en el Estado, su nombre, simplemente, no aparece. ¿Trabaja, entonces, ilegalmente el hijo del presidente López Obrador en Estados Unidos?, ¿cómo pueden contratar a un asesor legal sin cédula norteamericana?, ¿quién le está haciendo el favor a López Beltrán?
Quizá, la burla más vil a la inteligencia del pueblo mexicano es que la página de la empresa fue armada al vapor solo un día antes del comunicado del hijo del presidente, incluso algunas imágenes que la adornan fueron creadas horas antes del patético mensaje.
Lo peor es que ayer el presidente, acorralado en su ira y luego de violar nuevamente la ley al exponer otra vez los datos de Loret, tuvo que confirmar que la empresa es propiedad de los hijos de Daniel Chávez, dueño de grupo Vidanta, un imperio involucrado en diseño, construcción de resorts y también “supervisor honorífico”, sea lo que sea que eso signifique, del Tren Maya.
Más claro: el hijo de López Obrador devenga ingresos millonarios de una empresa propiedad familiar de un empresario cercanísimo a él, ¿no hay conflictos de interés?, ¿no le parece al ascético López Obrador que predica conformarse con un par de zapatos, cuando menos algo inmoral?
El periodista de Telemundo, Edgar Muñoz, estuvo en las supuestas instalaciones de Kei Partners que hasta ayer se llamaban “Vaquero Strategy”, se encontró con una persona que primero le dijo que laboraba ahí y luego, inmediatamente, se retractó. “Algo muy raro está pasando, están todos muy nerviosos”, narraba para la televisión.
Y sí, algo muy raro está pasando o quizá no tanto, más bien un lugar común, el cuento de siempre, el de los políticos corruptos y sus familias que viven al amparo del poder, el de los rateros y saqueadores del color que sean que no tienen llenadera. La mafia del poder en su apogeo.
Lo inédito, eso sí, es que al menos hoy podemos ser testigos de cómo se derrumba el castillo de naipes de un presidente y el coraje lo lleva casi hasta la demencia.
Fuentes Diarios, revistas e internet
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