El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que no tenía conocimiento que el secretario de la Defensa Nacional, general Luis Crescencio Sandoval, haya hecho viajes de lujo al extranjero con cargo al erario, pero si la familia del alto mando los realizó cuestionó: ¿y qué? ¿Cuál es el problema?”. Ver videos...
¿Y qué? ¿Cuál es el problema?
Esa respuesta emocional, no inteligente y menos racional del presidente a un cuestionamiento legítimo de un reportero nos mostró a un mandatario rebasado y harto con lo que tiene lidiar. No es bueno enfrentar los contratiempos con el hígado y no con la cabeza.
Uno de los más penosos porque exhibe los altos costos políticos que terminará pagando López Obrador por enriquecer y atiborrar a la Fuerzas Armadas y a sus generales y almirantes de presupuestos millonarios, obras, empresas y cuanto negocio se le ocurrió darles a los militares a cambio de su lealtad incondicional– se refiere a la investigación documentada por el periodista Ignacio Rodríguez Reyna y las organizaciones Mexicanos contra la Corrupción y Fábrica de Periodismo que, con base en filtraciones de los Guacamaya Leaks, exhibieron los viajes de lujo que, acompañado de su familia y amigos, realiza por todo el mundo nada menos que el general secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval.
La incongruencia y la burla de la supuesta “austeridad” de este gobierno queda exhibida en documentos internos, cables y oficios de la Secretaría de la Defensa que dejan ver cómo el general se hace acompañar de su esposa, su hija, su hijo, su nuera, su nieta y a veces hasta su consuegra, en viajes oficiales que lo mismo son a Seúl, en aeronaves oficiales, que a Nueva York en clase ejecutiva comercial o a Italia, donde le reservaron a Sandoval y a su familia un vagón completo del tren para que pudieran viajar cómodos y sin ser molestados por otros pasajeros.
Fue tal el impacto de saber que la corrupción y los excesos y lujos en las Fuerzas Armadas son una de las primeras consecuencias del empoderamiento político y financiero que han tenido los militares en este gobierno, que el presidente enmudeció y en vez de explicar por qué su general, uno de sus asesores de más confianza viaja tan lujosamente y con cargo al erario con todo y familia, anunció que se reservará toda la información de la Defensa y de Marina al mismo tiempo que lanzaba una fuerte acusación de espionaje contra las Fuerzas Armadas por agencias del gobierno de los Estados Unidos como la DEA y el Pentágono: “Vamos a cuidar la información de la Secretaría de Marina y de la Defensa Nacional, porque estamos siendo objeto de espionaje del Pentágono y muchos medios de información en México están filtrando información que les entrega la DEA”, dijo el mandatario mexicano que ayer provocó todo tipo de reacciones en Washington ante sus acusaciones de espionaje.
Está claro que, entre las muchas crisis que se le empiezan a configurar rumbo al fin de su sexenio, la de los militares y su empoderamiento será una de las que más golpearán políticamente a López Obrador que empezará a pagar los costos de haberse recargado en el Ejército y en la milicia con su brazo derecho, en parte por su miedo histórico a sufrir un golpe de Estado o un atentado, y en parte porque, ante la incapacidad de su gabinete y de su proyecto de gobierno, le fue más fácil recurrir a la fuerza militar para gobernar con los generales y volverlos una especie de agencia constructora, aviadora, marítima y darles el control de muchas áreas de la vida civil. Lo peor es que el presidente pretende ignorar que, una vez que él se vaya del gobierno, los militares y las Fuerzas Armadas cambiarán su lealtad hacia quien llegue a la Presidencia, pero los escándalos de corrupción, excesos y abusos de fuerza, esos perseguirán al futuro expresidente hasta los lejanos confines de la región ignominiosa que le da nombre a su rancho en Palenque.
AÑO 2024 SEPTIEMBRE 2, LLEGANDO AL RANCHO LA CHINGADA
El que se comprometió a encabezar un gobierno austero y ofreció que reduciría los viajes y los viáticos al mínimo; el que ha llamado fantoches a los funcionarios que usan camionetas blindadas y se hacen acompañar por ayudantes que hasta les cargan el portafolio, no se asoma a ver cómo viajan y cómo viven los miembros de su gabinete: sus residencias, sus colecciones de obras de arte, sus cavas repletas de vinos importados… su buen gusto
Fuentes: Diarios, revistas, videos, e internet
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