Nueve horas después de que López Obrador fingiera sordera y con un pésimo chiste rehuyera comentar la inconcebible tragedia de los cinco jóvenes jaliscienses, su vocero Jesús Ramírez intentó justificarlo: Ver video
Es mentira que el pdte. @lopezobrador_ se negó a contestar una pregunta sobre los jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno, Jal. La sensibilidad y la solidaridad siempre han identificado al mandatario. No somos iguales. Esa versión forma parte de una estrategia de desinformación.
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A quienes AMLO escucha y responde son a los bufones colados como “periodistas” con derecho de apartado en Palacio, como el viejo pájaro de cuenta que ayer se le volvió a presentar:
“Sin comentarios”, repuso AMLO a una pregunta insidiosa sobre el ex gobernador Cabeza de Vaca y se fue sobre José Ángel Gurría quien, aseguró, “fue el que aprobó el Fobaproa…”.
El farsante reincidió en hacerse notar:
—Presidente de todos los mexicanos, su servidor Carlos Pozos, reportero de Lord Molécula Oficial. Muy buenos días a quienes nos ven y a quienes nos escuchan. Pues aquí se ha dicho que la prensa se regula con la prensa. Esta pregunta se la hago con la actividad, con mi trayectoria de trabajo de 43 años en el ejercicio periodístico, y le comento, señor Presidente, que Joaquín López-Dóriga en la administración de José López Portillo y el general Félix Galván; Ricardo (sic) Riva Palacio, en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari y el general Antonio Riviello Bazán; José Cárdenas y Rafael Cardona, con Miguel de la Madrid Hurtado y el general Juan Arévalo Gardoqui; Ciro Gómez Leyva, en la administración de Felipe Calderón y el general Guillermo Galván Galván; todos ellos, Presidente, nunca se atrevieron a criticar tan ácidamente al Ejército mexicano de sus tiempos, porque sabían bien a las consecuencias inmediatas que se atenían. A 16 días de su quinto informe de gobierno, señor Presidente, y con la participación de las fuerzas armadas, garantes de la paz y la salvaguardia (sic) de nuestras instituciones republicanas y su trabajo, pues ha sido criticado ácidamente por estos conservadores y estos voceros (…). Todo esto me lleva a preguntarle, Presidente, ¿cuál es su reflexión sobre el trabajo realizado por su gabinete legal y ampliado, pero sobre todo la labor realizada por el almirante de la Marina, Rafael Ojeda, y por el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval…?
El mandatario usó la servilleta para lustrar los servicios militares y resumió: “Me han ayudado muchísimo. No habíamos pensado, pero tú estás dando pie, motivo”, y ordenó proyectar un video propagandístico que al arrastrado lambiscón le pareció “muy bonito”.
Y escupió:
—Presidente, mis compañeros periodistas Vicente Serrano y Epigmenio Ibarra. Este último estima que no se le ha dado a usted el reconocimiento de gigante que usted merece, como Hidalgo, Madero, Juárez, Lázaro Cárdenas y otros muchos más…
Ayer fue, quizá, el día más lastimoso de los mil 717 de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando le faltan 396 para terminarlo.
Se registró en la mañanera cuando, en su autoeuforía, celebró que uno de sus despreciables corifeos le llamara gigante de zapatos grandes, padre de la patria que dejará cincuenta millones de huérfanos, entre ellos el miserable que lo ensalzaba que ya lo es por falta de madre, y él se lo creía.
Y en medio de la kermés, sin que el control oficial permitiera a los profesionales que le preguntaran acerca de la tragedia de los cinco jóvenes desaparecidos en Jalisco, al terminar, los reporteros de verdad, sin micrófono, le cuestionaron sobre el caso.
Y él, desde la distancia presidencial, los ignoró, tocándose la oreja, como que no los oía, y les soltó:
¡Ya vámonos a desayunar…! Ya, ya, ya, ya, ya, ya, ¡yaaaa…! —carcajeándose— mientras le exigían una respuesta, cuando de repente, sin que viniera a caso, iluminado, soltó:
Ayer me decía un amigo, esteeee que le decía su esposa —se frotó la nariz y la oreja— que me des doscientos pesos para ir al mercado —y se tapaba, de nuevo, la oreja derecha—. ¡Ah...! no oigo… —y se tapó la izquierda— por acá, por el otro, —cubriéndose ahora la izquierda— que me des quinientos pesos para ir al mercado, —y volvió a ponerse la mano sobre la derecha— ¡mejor los doscientoooos! —y se volvió a carcajear, cuando el tema era el drama de familias a las que desaparecieron a cinco de sus hijos y él lo celebró a risotadas y con chistoretes, lo que es inhumano, pero es también un retrato de lo que ha llegado cuando en su gobierno han desaparecido a 43 mil personas y asesinados a otras 163 mil 260.
Fuentes: Diarios, revistas e internet
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