11 de febrero de 2019

No habrá foto oficial del presidente de México


Ya no veremos en las oficinas gubernamentales la foto oficial del presidente de la república mexicana en turno. Andrés Manuel López Obrador, rompe con una tradición de casi un siglo

Durante sexenios, la fotografía presidencial ha sido una costumbre en las oficinas gubernamentales; la imagen del mandatario en turno vigilante e invasivo sobre los servidores públicos. Algunos dirán que es parte del ceremonial republicano; otros, que alienta el culto a la personalidad.

Lo indudable es que al menos desde Abelardo Rodíguez (1932-1934) ha sido una constante en todas las dependencias tener un retrato del presidente.
Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador decidió romper con esa tradición, confirmó el equipo de Comunicación Social de la Presidencia.

El jefe del Ejecutivo optó por no tener una fotografía oficial presidencial y, por tanto, desde el 1 de diciembre tampoco hay este tipo de imágenes en las oficinas de las dependencias federales.
“Es el respeto a la investidura, pero no la promoción de la persona”  seguró Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia.

Esta determinación del Presidente no es nueva. Durante su gestión en el entonces Distrito Federal (2000-2005), el tabasqueño tampoco tuvo una fotografía oficial como jefe de Gobierno.
En ese tiempo López Obrador decidió usar, en cambio, una imagen de Benito Juárez y parte de la frase del Benemérito de las Américas: “Los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía”.

Distintos integrantes de su primer círculo aseguran que, incluso, le han propuesto pagar por la fotografía oficial para continuar con la simbología republicana, pero el tabasqueño lo ha rechazado.
El propio López Obrador recurre al tema de la austeridad para romper con la tradicional foto presidencial.

En julio pasado, apenas unos días después de ganar la elección presidencial, en uno de los 50 puntos que enumeró como parte de su plan de austeridad republicana en el gobierno, ofrece que desaparecerán las partidas para vestuario o cualquier gasto de protocolo y ceremonial dedicado al Presidente, a sus colaboradores cercanos y a familiares.

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