Nunca ningún gobernante se había blindado en su Palacio como Andrés Manuel López Obrador, dice que no es por miedo, pero no es lo adecuado amurallar el edificio para evitar que las mujeres del 8 de marzo puedan llegar hasta su alcoba real. ! ¡Que absurdo! pero miren lo que sigue.
La imagen de ayer de un Palacio Nacional totalmente blindado y fortificado por el temor a las manifestaciones de mujeres y colectivos feministas el próximo lunes por el 8M, es la fotografía más convincente de cómo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se distanció y hasta se confrontó con las demandas y reclamos de las mujeres mexicanas y de las causas feministas en contra de la violencia, el feminicidio y la falta de seguridad y justicia para las mujeres y niñas mexicanas.
Si ya era grave que, igual que lo hizo en el 2020, el Presidente desconociera la legitimidad de las demandas de las mujeres al catalogarlas como “politiquería” y como parte de un “linchamiento político” contra Salgado, peor aún resultó cuando López Obrador consideró que la causa feminista y de las mujeres en México eran “modas importadas de otros países y de otras sociedades” que no tenían razón de ser en México y menos en contra de su gobierno.
Un presidente que se encierra y se apertrecha en su Palacio, como un rey chiquito que se aísla de todos aquellos ciudadanos que no crean ciegamente en él y no alaben ni reconozcan su proyecto. Toda causa que no le deje votos y apoyos fervorosos a su proyecto, no tiene validez y hay que desconfiar de ella y rechazarla, al grado de ponerle vallas, blindajes y aislamientos metálicos…
En ese sentido, la marcha de las mujeres mexicanas en este 8M se convertirá en la marcha contra Félix Salgado. Esa será la última aduana que tendrá que pasar el controvertido candidato guerrerense a quien un sector de Morena impulsa a toda costa sin importar el desgaste que su postulación significará para el Presidente y para su partido…
La respuesta de las mujeres al muro de López Obrador
Por segundo año consecutivo, López Obrador desacreditó y descalificó las demandas femeninas y feministas, primero por defender la cuestionada candidatura de un presunto violador como Félix Salgado Macedonio y luego por no poder distinguir entre la parte política de las campañas y la gravedad de apoyar a un político que enfrenta al menos tres denuncias formales de mujeres que dicen haber sido agredidas o abusadas por el morenista guerrerense.
Si ya era grave que, igual que lo hizo en el 2020, el Presidente desconociera la legitimidad de las demandas de las mujeres al catalogarlas como “politiquería” y como parte de un “linchamiento político” contra Salgado, peor aún resultó cuando López Obrador consideró que la causa feminista y de las mujeres en México eran “modas importadas de otros países y de otras sociedades” que no tenían razón de ser en México y menos en contra de su gobierno.
Al final lo que queda de un segundo yerro presidencial al distanciarse de las mujeres que reclaman seguridad y justicia, es un presidente que se aleja cada vez más de algunas causas ciudadanas que hoy son prioridad en el país y que parece no entender o no aceptar ni validar cualquier problemática que no tenga que ver con las prioridades de su proyecto político.
Un presidente que se encierra y se apertrecha en su Palacio, como un rey chiquito que se aísla de todos aquellos ciudadanos que no crean ciegamente en él y no alaben ni reconozcan su proyecto. Toda causa que no le deje votos y apoyos fervorosos a su proyecto, no tiene validez y hay que desconfiar de ella y rechazarla, al grado de ponerle vallas, blindajes y aislamientos metálicos…
En ese sentido, la marcha de las mujeres mexicanas en este 8M se convertirá en la marcha contra Félix Salgado. Esa será la última aduana que tendrá que pasar el controvertido candidato guerrerense a quien un sector de Morena impulsa a toda costa sin importar el desgaste que su postulación significará para el Presidente y para su partido…
Fuente:
Columna: Salvador García Soto
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