31 de octubre de 2022

Rubén Rocha admite ‘Yo soy chairo del Presidente’


Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, aplicó en versión 4T la vieja fórmula “quedabién” del priismo autoritario, de: “¿Qué hora es?: ‘la que usted diga, señor presidente’”, ayer en Guamúchil, durante la gira del presidente Andrés Manuel López Obrador, don Rubén se confesó de plano como “chairo” del mandatario federal. 


y aseguró que cuando le preguntaban si estaba de acuerdo en alguna declaración que hubiera dado el presidente, él estaba de acuerdo con su dicho sin importar que no hubiera escuchado la declaración. 


Más de un funcionario federal y estatal ahí presente comentó en corto que está bien apoyar y ser fiel al líder, pero ahora sí, de plano el gobernador se pasó en sus muestras de apoyo. Cosas de la lealtad ciega… y sorda. 

Señaló que Sinaloa es uno de los estados que más aprecia al presidente y que aquí es donde más se le votó y apoyó en el norte para que llegara a la Presidencia 


Durante la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador por Sinaloa, el Gobernador Rubén Rocha Moya aprovechó un evento público para adularlo y recordarle el músculo de Morena en Sinaloa. Rocha Moya dijo ser “un chairo” durante su intervención de hoy en el Hospital General de Salvador Alvarado, donde el presidente López Obrador se detuvo para firmar por el programa de federalización de los servicios de Salud en Sinaloa. 

“Yo soy un chairo del presidente, un seguidor del presidente. A veces la gente me pregunta si estoy de acuerdo con lo que dijo el presidente y les digo, mira no sé qué dijo, pero estoy de acuerdo con el presidente”, comentó. 

“Presidente disculpe que hablé de más, pero quería puntualizar todo lo que usted ayuda, por eso lo tenemos muy presente en el corazón”, expresó. 

En el evento en el que tenía como principal objetivo la supervisión de la transición de los servicios de salud a IMSS-Bienestar, el mandatario estatal señaló que Sinaloa es uno de los estados que más aprecia al presidente y que aquí precisamente es donde más se le votó y apoyó para que llegara a la presidencia. 

“Señor presidente Andrés Manuel López Obrador reciba la calurosa bienvenida que le han expresado los sinaloenses”, expresó. 

“Todos los sinaloenses queremos mucho al presidente Andrés Manuel López Obrador y es uno de los estados que más lo aprecia”, continúo el Gobernador. 

Reiteró que además de los estados del norte, Sinaloa es el que más votó para que llegara a la presidencia. En su participación, López Obrador también elogió al mandatario local. 

“Me da gusto la verdad estar aquí, que les digo, que, pues vamos a seguir apoyando a Sinaloa, aquí aplica bien lo que decimos que amor con amor se paga, porque la gente en Sinaloa se ha portado muy bien y tienen un buen Gobernador Rubén Rocha”, comentó el presidente. 



López Obrador tuvo dos tipos de reacciones ante los comentarios que el jueves pasado hizo su excolaborador de seguridad, Manuel Espino Barrientos, sobre un presunto “plan de pacificación” para el país que consistía en sentar y dialogar con los principales capos del narcotráfico en México para pactar con ellos un “acuerdo de paz”. Primero, desde su conferencia mañanera del viernes, el mandatario negó la existencia de diálogo o pactos con el crimen organizado; pero luego, apenas unas horas después se fue a Badiraguato y, sin permitir el acceso a la prensa nacional y local que le acompaña, sostuvo reuniones privadas en el municipio cuna del narco sinaloense. 



Pero las críticas y suspicacias que desató su cuarta visita a la tierra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, de Rafael Caro Quintero y de Ismael “El Mayo” Zambada, dejaron claro que hay una parte de la opinión pública y de redes sociales que no le cree a López Obrador cuando dice no tener ningún tipo de pacto o acuerdo con el narcotráfico. Primero, porque su política de seguridad, de “Abrazos, no balazos” parece justamente una estrategia que tolera, defiende y no confronta a los grupos armados del narco; y segundo porque el mismo discurso de defensa y “respeto” a los derechos de los criminales, así como sus decisiones como la liberación de Ovidio Guzmán y sus frecuentes visitas a Badiraguato despiertan todo tipo de interpretaciones. 

Luego entonces, ¿hay o no hay una intención gubernamental o militar de buscar acuerdos o negociaciones de paz con el crimen organizado? Si nos atenemos al presidente López Obrador y a su discurso, no lo hay; pero si revisamos las acciones, actitudes y mensajes del mismo presidente y de su administración, la cosa ya no es tan clara. En todo caso, habría que pensar que los que se promovieron como “enviados de paz”, tanto Peralta primero como Espino después y hasta el eliminado Carmona, lo hicieron como una “ocurrencia” o motu propio, pero al final, salvo el caso del empresario Sergio Carmona, los otros dos hicieron contactos y dialogaron con grupos criminales ocupando una posición de este gobierno.



Fuentes; Diarios, revistas e internet

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