8 de septiembre de 2023

Claudia Sheinbaum uso y abuso de la guadalupana


La imagen de la virgen de Guadalupe más que su devoción, habrá que subrayarlo, preside la vida nacional y en particular en el teatro de la política orientada a la sucesión presidencial del 2024 con el acrónimo Morena, la candidata Claudia Sheinbaum Pardo, se atrevió a portar una falda que lleva estampada y bordada la imagen de esta advocación de María, madre de Jesús que se utiliza frívola y superficialmente. 


Desacato flagrante al laicismo que prescribe nuestra Constitución, amén de vulgar oportunismo al apelar a una de las creencias fundamentales de los mexicanos. El asunto es grave por la manipulación que entraña la instrumentación del símbolo, más que por la religión en la que haya sido criada o que profese la ahora “corcholata”, condición que eventualmente implica el ser “destapada”, por el mismísimo mandamás oriundo de Tepetitán, municipio de Macuspana. 

Lejos de juicios sumarios, ortodoxias inquisitoriales y prejuicios ideológicos, deviene indefendible recurrir a una figura ajena a sus orígenes judíos. 

Otras figuras públicas han recurrido a esta figura del culto mariano mexicanizado. Así, José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix quien, en reconocimiento a la protección recibida, se hizo llamar Guadalupe Victoria. Como emperador Agustín de Iturbide creó la Orden Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe olvidada tan pronto abdicó. Se lanzaría en su rescate Antonio López de Santa Anna sin mayor éxito, lo mismo que Maximiliano I de Habsburgo. 

 Vanos intentos de sacarle provecho al “milagro” de la imagen en la tilma pletórica de rosas de castilla. 

Lo que toca es denunciar la manipulación de la religiosidad popular y la transgresión de la norma que prohíbe el uso uso y abuso de la imagen de la guadalupana proselitista de estas imágenes. 

Bochornoso incidente, reprobable conducta, de Claudia Sheinbaum Pardo. 




Me desagradó profundamente que Claudia Sheinbaum llevara en una falda la imagen de la Virgen de Guadalupe. Mi disgusto no tiene motivo religioso, sino razón política. Esa acción me pareció el colmo de la demagogia, el extremo de la vulgaridad política. Desde luego no puedo decir que la señora es más papista que el Papa, pero sí que es más amloísta que AMLO. Copia sus modos populistas; acata sus consignas hasta llegar al servilismo; abdica de su voluntad y se presenta como mera continuadora de la persona del caudillo, que seguiría mandando a través de ella como instrumento dócil. 




Fuentes: Luis Ignacio Sáinz, Diarios, revistas e internet 

No hay comentarios: