Claudia Mijangos, fue liberada del penal de Tepepan al sur de la Ciudad de México, tras estar 30 años presa por el asesinato de sus tres hijos ocurrido el 23 de abril de 1989 en Querétaro.
Ver video y la historia de este horroroso caso.
Mijangos ingresó a este reclusorio el 10 de septiembre de 1991, tras asesinar a sus hijos Claudia María, de 11 años, Ana Belén, de 9 años, y Alfredo, de 6 años.
Al exterior del penal ya la esperaban dos de sus familiares, quienes llegaron al lugar a bordo de una camioneta Mazda CX7, la mujer vestida de azul y con el cabello rubio subió sus pertenencias a la cajuela de la camioneta y posteriormente abordó el vehículo.
El magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), José Antonio Ortega Cerbón, informó que según los estudios hechos a Claudia Mijangos, tendrá que permanecer con constante medicación, revisión y vigilancia, debido a su daño en la salud mental.
“Sería un poco riesgoso dejarla libre completamente, aunque terminó su medida, pero tiene que estar vigilada".Jurídicamente, Claudia Mijangos recuperará sus bienes, pero que deberá tener un tutor o representante.
La historia de Claudia Mijangos:
Juventud y adolescencia
Estudió la carrera de comercio. En su adolescencia, fue elegida Reina de Belleza en Mazatlán. Al morir sus padres, le dejaron una cuantiosa herencia. Poco tiempo después se casó y se trasladó a vivir a Querétaro con su esposo, estudió en el Instituto Tecnológico de Querétaro, asistía a cada una de las bienvenidas de Mecánica. Terminó su carrera gracias a su esfuerzo.
Filicidio
Existen distintas versiones sobre los hechos ocurridos el 24 de abril de 1989. Se dice que, meses antes de la tragedia, Claudia Mijangos, de entonces 33 años, había empezado a experimentar fuertes ataques psicóticos. Decía que veía demonios y ángeles, empezó a formular incoherencias, en los momentos más tensos de sus ataques se descomponía psicológicamente. El 23 de abril de 1989, Alfredo Castaños llevó a sus hijos a una kermesse de la escuela. Cuando los llevó de regreso a casa de su madre, tuvo una fuerte discusión con Claudia. Sabía el asunto del sacerdote y además quería regresar con su ex esposa. Ella se negó; defendió sus sentimientos hacia el cura, y su ex esposo, muy enojado, le dijo que "se iba a arrepentir". Luego se fue. Claudia cerró la puerta y echó llave. Subió a darles la bendición a sus hijos y se acostó.
Unas horas después, el 24 de abril de 1989, aproximadamente a las 4 de la madrugada, Claudia Mijangos despertó. Las voces en su cabeza eran tan fuertes que habían interrumpido su sueño. Ella declaró que las voces le decían que Mazatlán había desaparecido y que "todo Querétaro era un espíritu". Estuvo un rato escuchándolas; en su crisis, llamó a su amiga Verónica Vázquez, quien, al no entender nada, pidió a Claudia que se tranquilizara y le prometió acudir en la mañana para ayudarla. Después, Claudia se levantó y se vistió. Fue a la cocina y tomó tres cuchillos. Sus hijos aún dormían tranquilamente.
Aproximadamente a las 5 de la mañana, Mijangos Arzac despertó a su hijo Alfredo Gutiérrez, de 6 años de edad, y en cuestión de minutos lo atacó con un cuchillo, se apoyó sobre la cama del niño, lo tomó de la mano izquierda y a nivel de la articulación de la muñeca le ocasionó la primera herida. El niño, al sentirse herido, realizó un movimiento instintivo de protección, pero su madre siguió cortando; lo hizo con tal frenesí que le amputó por completo la mano izquierda. El niño gritaba de dolor y terror. Tras el ataque, la hermana mayor de Alfredo, Claudia María, de 11 años de edad, acudió a la habitación y pidió a su madre que se detuviera. La madre cambió de cuchillo y se avalanzó sobre su hija mayor, a quien apuñaló seis veces. Herida de muerte y con los pulmones perforados, la niña aún alcanzó a salir del cuarto, tratando de protegerse. "¡No, mamá, no, mamá, no lo hagas!", gritaba. Los alaridos de dolor y desesperación fueron tan fuertes que los vecinos se despertaron. Claudia tomó entonces el tercer cuchillo y apuñaló en el corazón a su hija menor Ana Belén, de nueve años, quien no opuso mucha resistencia.
Bajó las escaleras corriendo, en busca de la agonizante Claudia María, quien se había desmayado, boca arriba, sobre el piso que dividía la sala del comedor. Volvió a apuñalarla. Luego la arrastró hacia la planta alta y colocó su cuerpo inerte en la recámara principal.
La primera persona en darse cuenta de la tragedia fue la amiga de Claudia Mijangos, Verónica Vázquez, que había prometido ir en la mañana. Al darse cuenta de lo ocurrido, dio parte de manera inmediata a la fuerza policiaca, que no tardó en llegar. El interior de la casa marcada con el número 408 de la calle Hacienda del Vegil, en la colonia Jardines de la Hacienda, presentaba una escena que parecía sacada de una película de horror. El piso de la sala y las escaleras que iban hacia la planta alta estaban manchados de sangre, al igual que el pasillo entre la recámara principal, la recámara del pequeño Alfredo, la recámara de las niñas y el baño. Los investigadores afirman que por lo menos había 10 litros de sangre distribuidos por la casa. La puerta de la alcoba estaba entreabierta y el cuadro que se ofrecía a los ojos era aterrador: sobre la cama King Size de la recámara principal, se encontraban los cuerpos sin vida de los tres niños de la familia Castaños Mijangos, cubiertos con una colcha de color naranja con vivos blancos, apilados unos sobre otros. A un lado de los niños estaba el cuerpo de una mujer, con sus ropas también manchadas de sangre, con los ojos entreabiertos. En la esquina de la recámara, sobre un sillón, dos cuchillos de cocina, uno de 40 centímetros y el otro de 33 centímetros, ambos con cachas de madera en color café, limpios. Un tercer cuchillo de 31 centímetros se halló en la recámara de las hermanas Claudia María y Ana Belén, caído sobre la alfombra y lleno de sangre desde la junta hacia la parte media de la hoja. Los policías que respondieron al llamado de ayuda esa mañana pensaron primero que la mujer también estaba muerta, porque su ropa y sus manos estaban tintos en sangre, pero después el comandante Adolfo Durán Aguilar, uno de los oficiales que entraron a revisar la casa, le buscó el pulso en el cuello, y se dio cuenta de que todavía estaba viva. Llamaron a la Cruz Roja y enseguida los socorristas llegaron, pusieron a Claudia Mijangos en una camilla y la trasladaron al hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social, mientras que los cuerpos sin vida de los tres pequeños fueron llevados al Servicio Médico Forense.
Durante varias semanas, la prensa local reportó lo ocurrido. Mijangos fue interrogada y, según narraron en aquella época, no recordaba lo ocurrido y parecía desconocer el destino final de sus hijos, y creía que se encontraban estudiando.Según el interrogatorio, la mujer estaba muerta en vida, y deliraba diciendo que sus hijos dormían y ella debía preparar el desayuno. La sociedad queretana pedía que Claudia Mijangos fuera sentenciada, pero tras las investigaciones se apreciaron los problemas psicológicos que presentaba, por lo que se determinó, tras algunos estudios, que en el momento de la tragedia Claudia Mijangos no se encontraba en buen estado de salud mental-emocional. Se le dio la sentencia más alta para este tipo de cuestiones, conocidas como imputables, el 19 de septiembre de 1991 fue recluida en el anexo psiquiátrico del Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, al sur de la Ciudad de México. Se esperaba que se cumpla su condena y que en el 2019 fuera liberada, a los 63 años de edad.
Otras investigaciones
Años después de lo ocurrido, medios de comunicación dieron micrófonos a supuestos investigadores de lo paranormal, quienes aseguran que la vivienda estba "embrujada", pero los vecinos indican que no es así. Entre ellas, destaca la investigación que Discovery Channel realizó para la reconstrucción de lo ocurrido, bajo el título La Hiena de Querétaro que puedes ver a continuación:
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Fuentes: Internet, Youtube, Diarios
Claudia Mijangos se encuentra en un hospital psiquiátrico
Claudia Mijangos La Hiena de Querétaro, fue trasladada a una clínica privada de psiquiatría, luego de que ayer fue liberada del penal de Tepepan al sur de la Ciudad de México, tras estar 30 años presa por el asesinato de sus tres hijos ocurrido el 23 de abril de 1989.
De acuerdo con el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), José Antonio Ortega Cerbón, la clínica se encuentra en la Ciudad de México.
Informó que una sobrina de La Hiena de Querétaro fue quien acudió al reclusorio por su tía para llevarla a una clínica privada a fin de que continúe su tratamiento.
Fue por ello que el Poder Judicial dio la causa de extinción denominada cumplimiento de la sentencia, por lo que el caso jurídicamente
está cerrado .
Mijangos podrá recuperar sus bienes en Querétaro y los que tenga en otras entidades, además de que tendrá que estar bajo supervisión de por vida.
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