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El video presentado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), como parte de su tercer informe de la investigación sobre los 43 estudiantes de Ayotzinapa, no exhibe ninguna manipulación, sino que representa el hallazgo del basurero de Cocula como el posible último destino de los normalistas, aseguró a MILENIO un ex funcionario de la Procuraduría General de la República (PGR) con conocimiento de la investigación.
¿Declaró el secretario de la Marina sobre el caso Ayotzinapa?29 de marzo 2022
Bajo Reserva Exprés
¿Declaró el secretario de la Marina sobre el caso Ayotzinapa?
El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que hace un mes, cuando conoció el tercer informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), ordenó que se investigara si jefes de la Marina participaron en una presunta manipulación de la evidencia en el basurero de Cocula, Guerrero, relacionado con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en octubre de 2016, casi 30 días después de la agresión contra los estudiantes.
“Se dio la instrucción que se investigara a los jefes de Marina que participaron en ese operativo, y ya han declarado ante la Fiscalía.
Todos los que participaron, sobre todo el almirante responsable del operativo, no puedo decir más”, detalló esta mañana el Presidente.
De acuerdo con el GIEI el actual secretario de la Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán entregó –por instrucción del Presidente- el video catalogado como secreto que fue grabado en tiempo real sobre la presencia de personal de la Marina en el basurero de Cocula y en las que se aprecia que transportan bultos y encienden fuego en ese lugar. Nos dicen que, en 2014, el almirante Ojeda Durán era el jefe de la octava región naval en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas y la pregunta obligada es
¿se habrá llamado a declarar almirante Ojeda Durán?
Lo que queda claro en el reportaje de mi compañero Alejandro Domínguez es que este delincuente, corresponsable directo del asesinato de los 43 normalistas, se exhibe como un mentiroso “testigo” de oídas, reseñando fantasiosos “hechos” que contradicen sus primeras declaraciones.
A la historia ya sabida de la participación en el crimen de los policías municipales de Iguala, Cocula y quizá Huitzuco; de la banda Guerreros Unidos y hasta un par de policías federales, el sujeto añade como actores al entonces fiscal de Guerrero, Iñaki Blanco, a la policía estatal de Guerrero y al Ejército, con lo que se delata que la fiscalía especial trata de complacer las distintas demandas de quienes quieren inculpar al gobierno de Ángel Aguirre y al de Peña Nieto para construir un colosal “crimen de Estado”.
Los nada confiables “trabajos” de la comisión y el MP cuatroteístas para dar una falaz “nueva información”, lo único que hacen es pervertir las investigaciones de 2014 que nadie ha logrado desmentir, así como las hechas por la desaparecida Oficina Especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para el caso Iguala.
El Gil era el jefe de la banda y de los sicarios de Guerreros Unidos (como consta en las grabaciones de Chicago interceptadas por la DEA). Su testimonio carece de sustento jurídico porque todo lo que afirma, según dice, “lo escuchó de” o “se lo oyó decir” a quienes se le ocurre.
Para inventar una verdad alterna, la fiscalía procura, a través de El Gil, satisfacer los apetitos políticos de Vidulfo Rosales y el centro Tlachinollan, que no quieren que se diga que otra narcobanda, la de Los Rojos, tenía infiltrados en la normal de Ayotzinapa (dice que “se revolvieron”), e insisten en inculpar a los militares; al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, que apetece un “crimen de Estado a toda costa”, y al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que se resiste a responsabilizar al Ejército, institución en que se apoya para sus obras prioritarias.
En su perversidad intelectual, a los fabricantes de la “nueva verdad” se les olvida que los tacos de lengua de su “testigo” son imposibles de demostrar, como por ejemplo que a muchos de los normalistas se les incineró en uno o varios crematorios de Cocula.
Tampoco que los cuerpos de otros fueron disueltos en ácido. Y donde queda encuerada la patraña es en “el testimonio” de que toda la operación contra los normalistas fue comandada por el jefe de la policía municipal de Iguala, que inclusive le daba órdenes al comandante del cuartel militar…
VER MAS DEL CASO AYOTZINAPA
Lo que queda claro en el reportaje de mi compañero Alejandro Domínguez es que este delincuente, corresponsable directo del asesinato de los 43 normalistas, se exhibe como un mentiroso “testigo” de oídas, reseñando fantasiosos “hechos” que contradicen sus primeras declaraciones.
A la historia ya sabida de la participación en el crimen de los policías municipales de Iguala, Cocula y quizá Huitzuco; de la banda Guerreros Unidos y hasta un par de policías federales, el sujeto añade como actores al entonces fiscal de Guerrero, Iñaki Blanco, a la policía estatal de Guerrero y al Ejército, con lo que se delata que la fiscalía especial trata de complacer las distintas demandas de quienes quieren inculpar al gobierno de Ángel Aguirre y al de Peña Nieto para construir un colosal “crimen de Estado”.
Los nada confiables “trabajos” de la comisión y el MP cuatroteístas para dar una falaz “nueva información”, lo único que hacen es pervertir las investigaciones de 2014 que nadie ha logrado desmentir, así como las hechas por la desaparecida Oficina Especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para el caso Iguala.
El Gil era el jefe de la banda y de los sicarios de Guerreros Unidos (como consta en las grabaciones de Chicago interceptadas por la DEA). Su testimonio carece de sustento jurídico porque todo lo que afirma, según dice, “lo escuchó de” o “se lo oyó decir” a quienes se le ocurre.
Para inventar una verdad alterna, la fiscalía procura, a través de El Gil, satisfacer los apetitos políticos de Vidulfo Rosales y el centro Tlachinollan, que no quieren que se diga que otra narcobanda, la de Los Rojos, tenía infiltrados en la normal de Ayotzinapa (dice que “se revolvieron”), e insisten en inculpar a los militares; al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, que apetece un “crimen de Estado a toda costa”, y al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que se resiste a responsabilizar al Ejército, institución en que se apoya para sus obras prioritarias.
En su perversidad intelectual, a los fabricantes de la “nueva verdad” se les olvida que los tacos de lengua de su “testigo” son imposibles de demostrar, como por ejemplo que a muchos de los normalistas se les incineró en uno o varios crematorios de Cocula.
Tampoco que los cuerpos de otros fueron disueltos en ácido. Y donde queda encuerada la patraña es en “el testimonio” de que toda la operación contra los normalistas fue comandada por el jefe de la policía municipal de Iguala, que inclusive le daba órdenes al comandante del cuartel militar…
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