“Voy a hablar de lo que considero el principal problema del mundo: la corrupción, que produce desigualdad. Sobre eso va a ser mi mensaje”, indicó.
¿Se reunirá con Biden?, —se le preguntó.
“No, voy a Naciones Unidas. Estamos invitando al presidente Biden a que venga a México. Le agradecemos mucho su apoyo, su solidaridad. Fue muy buena la reunión que tuvimos hace poco con funcionarios del más alto nivel del gobierno de Estados Unidos: el señor Blinken, del Departamento de Estado, con el fiscal, con el responsable de la seguridad, en fin. Fue muy buena reunión y se avanzó bastante”, respondió.
Le preparé un acordeón por si lo necesita, para que no se le olvide nada.
Jesús Ramírez Cuevas, vocero del presidente, y su vinculación por el SAT a empresas fantasma con simulación de operaciones comerciales.
Alejandro Esquer Verdugo, secretario particular del presidente y exsecretario de finanzas de Morena, y la contratación de empresas fantasma para los eventos de campaña del entonces candidato Andrés Manuel.
Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, y su olvido de declarar “su imperio inmobiliario” que consta de 23 casas de lujo y 13 empresas.
León Manuel Bartlett, hijo de Manuel Bartlett, y su empresa Cyber Robotics, y la venta al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de ventiladores respiratorios con más del 85% de sobreprecio. Su breve inhabilitación que no le dejó sin muchos contratos más que suman cientos de millones de pesos.
Irma Eréndira Sandoval, exsecretaria de la Función Pública, y su terreno regalado por el gobierno de la CDMX, su sueldo de académica y sus 6 casas compradas de contado en un periodo de nueve años.
Pablo Amílcar Sandoval, hermano de Irma Eréndira, exsuperdelegado en Guerrero, y la casa que se le olvidó declarar, así como la denuncia en su contra por uso indebido de recursos públicos para promocionar su imagen.
Carlos Lomelí Bolaños, exsuperdelegado en Jalisco, y sus negocios con el Cártel de Sinaloa, los sobornos a agentes de la DEA, e investigaciones por conflicto de interés, enriquecimiento oculto, cohecho y tráfico de influencias.
Ana Gabriela Guevara, titular de la Conade, y sus denuncias por nepotismo, cohecho, desvío de recursos, extorsión y corrupción.
Rocío Nahle, secretaria de Energía, y los amigos ganadores de contratos en Dos Bocas.
Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, y su montón de parientes en la nómina de Petróleos Mexicanos.
Zoé Robledo, director del IMSS, y los contratos otorgados por el instituto, por adjudicación directa, a las empresas de su familia.
Jorge Arganis Díaz Leal, secretario de Comunicaciones y Transportes, Armando Guadiana, senador por Morena, y Julio Scherer, exconsejero Jurídico, y los Papeles de Pandora.
Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la República, y su casa millonaria en París.
Concepción Falcón Montejo, esposa de José Ramiro López Obrador, y el señalamiento junto con otros 11 regidores y su presidente municipal por el desfalco de al menos 200 millones de pesos en Macuspana, Tabasco.
Pío López Obrador, hermano del presidente, y sus videos recibiendo millones de pesos en efectivo.
Martín Jesús López Obrador, hermano del presidente, y su video recibiendo dinero en efectivo.
Felipa López Obrador, prima del presidente, y sus dos contratos con Pemex por más de 360 millones de pesos.
Estoy seguro de que al presidente no se le olvidarán estos importantísimos ejemplos para hablar de la corrupción frente al mundo. Este es el saldo de los que dijeron que eran diferentes a los de antes.
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