No siempre fue así:
El año nuevo chino se celebra en una fecha variable entre los meses de febrero y marzo de nuestro calendario gregoriano. El año nuevo en los países regidos por el calendario musulmán empieza con el mes de Muharram, también en una fecha variable que en 2015 coincidió con el 14 de octubre, cuando se inauguró el año 1437 de la era de la Hégira. En la India, el año nuevo también se celebró el pasado noviembre, en la primera luna nueva del mes de Kartika, aunque, como en el caso judío y otros, el mes en que se celebra el año nuevo no es necesariamente el mismo en el que oficialmente comienza el calendario, lo que muestra que la consideración popular del año nuevo es un fenómeno cultural relativamente independiente de las homologaciones oficiales o de los ajustes astronómicos que pueda haber detrás.
A pesar de la extensión mundial del calendario gregoriano, que se aplica incluso en China desde 1912, siguen siendo muy diversas las fechas y los modos en que diferentes sociedades consideran que su ciclo anual recomienza una y otra vez. Y el 1 de enero es solo una de esas posibilidades.
En México antes de la llegada de los españoles existían dos calendarios conocidos El maya y el calendario azteca.
Semejanzas y diferencias entre el calendario maya y el calendario azteca.
En términos generales el calendario azteca y el maya proceden de la misma fuente: la olmeca y la tolteca. Ambos calendarios están construidos bajo la base de una serie de 260 días llamada tonalpohualli entre los aztecas y tzolkin entre los mayas. Las combinaciones numérico simbólicas de estos dos calendarios ya se encuentran entre las inscripciones Olmecas, cultura milenaria que abarcó gran parte de Mesoamérica.
Asimismo tanto mayas como aztecas utilizaban un calendario de 365 días sin bisiesto, constituido por 18 veintenas y 5 días enanos, llamados uayeb entre los mayas y nemontemi entre los aztecas. Tanto Mayas como Aztecas vivieron las secuencias de la serie sagrada de 260 días con las mismas combinaciones numérico-simbólica.
Entre los calendarios de 260 días y el de 365 días la única variación era la manera en como se representaban visualmente los símbolos y los números. Los mayas fueron mas sintéticos llegando a constituir una escritura.
Los aztecas se basaban en pictografías. Llama la atención el hecho de que estas dos culturas en su periodo de pleno esplendor no se conocieron, pues los mayas fueron mas antiguos. La raíz azteca provenía de los Toltecas y estos últimos si fueron contemporáneos de los Mayas. De ahí que los Mayas y los toltecas hayan tenido el culto a Quetzalcoatl y a Tlaloc y este culto haya sobrevivido con los aztecas.
La diferencia mas notable entre los calendarios azteca y maya estriba en que este último consideraba una cuenta larga, un conteo de días de 1872000 días, un equivalente a 7200 veces 260 días. Los aztecas no le daban tanta importancia a este conteo. Sin embargo existen algunos elementos que demuestran que sí la conocían pues en la piedra del sol de manufactura azteca aparece el símbolo 1-lluvia. La combinación simbólica en la cual iniciaba el año civil maya de 365 días. Los aztecas iniciaban su año en el símbolo y día 13-carrizo.
La cuenta larga maya también puede localizarse en el canto de la piedra del sol azteca representada por una serie de representaciones de mariposas, símbolos de Venus, planeta asociado a la cuenta larga y al origen del tonalpohualli o tzolkin.
Pero regresemos al porqué el año comienza con el mes de enero.
Por esta fecha, en todo el mundo, la gente le da la bienvenida al y brindis. Pero, ¿no te has preguntado por qué el Primero de enero es el día que marca el inicio del año?
Todo se debe a las fiestas paganas romanas y al calendario que el emperador Julio César introdujo hace 2.000 años. Bueno, también hay que darle crédito a un Papa llamado Gregorio XIII.
Veamos por qué.
Para los antiguos romanos, enero era importante porque era el mes consagrado al dios Jano (de ahí Ianuarius, que significa enero en latín).
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Julio César impuso el nuevo calendario, designando enero, en honor al dios Janus, como el primer mes del año.
En la mitología romana, Jano es el dios de dos caras, de los comienzos y los finales, de las transiciones. "Está asociado con mirar tanto hacia adelante como hacia atrás", explica Diana Spencer, profesora de la Universidad de Birmingham, en Inglaterra.
"Así que si hay un momento en el año que se debe decidir 'este es el momento cuando empezamos de nuevo'. Es lógico que sea este".
También coincide con la época en Europa en que los días empiezan a alargarse después del solsticio de invierno. "Para Roma eso tenía una poderosa resonancia, pues sucede después de esos terribles días cortos, en los que el mundo está oscuro, está frío y nada crece", comenta la profesora Spencer.
"Es una especie de período de pausa y reflexión".
A medida que los romanos adquirieron más poder, empezaron a difundir su calendario a través de su vasto imperio.
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Durante el Medioevo, la Iglesia Católica prefirió marcar el año nuevo el 25 de marzo, Día de la Anunciación.
Pero en el Medioevo, tras la caída de Roma, el cristianismo se había impuesto firmemente y el 1ero de enero era considerado una fecha demasiado pagana.
Muchos países donde dominaba el cristianismo querían que el año nuevo se marcara el 25 de marzo, que conmemora cuando el arcángel Gabriel se le aparece a la Virgen María.
"Aunque la Navidad es cuando Cristo nació, la Anunciación es cuando se le revela a María que va a dar a luz a una nueva encarnación de Dios",
"Ese es el momento en el que empieza la historia de Cristo, así que tiene mucho sentido que el año nuevo empiece ahí".
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Gracias a Gregorio XIII, se restauró el 1ero de enero como el inicio del año.
En el siglo XVI, el papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, y el 1ero de enero fue restablecido como año nuevo en los países católicos.
Sin embargo, Inglaterra, que se habían rebelado contra la autoridad del Papa y profesaba la religión protestante, se continuó celebrando el 25 de marzo hasta 1752.
Ese año (¡mucho antes del Brexit!), un acta del Parlamento alineó a los británicos con el resto de Europa.
Hoy en día, la mayoría de los países se rigen por el calendario gregoriano, por eso es que vemos fuegos artificiales por todo el globo el primero de enero de cada año.
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A pesar del Brexit, Gran Bretaña siempre está alineada con Europa el 1ero de enero.
Todas las culturas reconocen unos ciclos u otros.
En diferentes lugares del planeta la naturaleza tiene unos ciclos. Los seres humanos tenemos los nuestros y, desde luego el sistema solar tiene los suyos.
Quizá la perspectiva de los astrónomos, desde los más antiguos a los más modernos, ha tendido a valorar especialmente los ajustes calendáricos relacionados con la luna, el sol, el zodiaco y efemérides como los eclipses, sin embargo, las celebraciones populares han ido variando con una cierta autonomía respecto a las consideraciones más formales y expertas de astrónomos y sabios.
Desde este punto de vista de la cultura popular, la propia actividad de festejar así como la conducta ritual, los mitos y los símbolos que la acompañan presentan también su propio carácter cíclico y una explicación propia sobre el principio y el final de las cosas.
La historia de cada pueblo, las creencias religiosas, los eventos políticos y la memoria colectiva proporcionan la textura característica que enriquece la uniformidad astronómica con el creativo repertorio de la diversidad humana.
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