El presidente mexicano dijo que prefirió dejarle la decisión de la cancelación del aeropuerto de Texcoco al pueblo vía una consulta popular. Del 25 al 28 de octubre de 2018 se realizó una consulta popular para decidir el futuro del NAIM, el resultado fue que 70% de los votantes estuvieron a favor del AIFA. Precisiones sobre el fallido aeropuerto por Carlos M. Urzúa
Ciudad de México — El presidente Andrés Manuel López Obrador reveló que sus excolaboradores de gabinete Carlos M. Urzúa, Alfonso Romo y Javier Jiménez Espriú, estaban a favor de continuar con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), sin embargo, prefirió hacer una consulta pública para que el pueblo decidiera el futuro del aeropuerto de Texcoco.
El mandatario contó que cuando era presidente electo, es decir, durante el periodo de transición de julio a noviembre de 2018, tenía que decidir el futuro del NAIM, por lo que les pidió un dictamen a Carlos M. Urzúa, Alfonso Romo y a Javier Jiménez Espriú, para valorar el NAIM y que se definiera si se continuaba con su construcción o se iniciaba la edificación del AIFA.
“Me entregaron el dictamen una tarde y los tres coincidían que había que continuar con el aeropuerto de Texcoco. Me fui a la casa de ustedes y no pude dormir esa noche porque no estaba yo convencido”
AMLO dijo que un día después de conocer el dictamen, le pidió al ingeniero Jiménez Espriú una reunión para plantearle lo costoso del NAIM, el cual se estimaba ascendería a MXN$300.000.
“No puedo tomar esta decisión, nos va a costar mucho, no va a ser buena la obra y nos vamos a pasar todo el sexenio construyendo el aeropuerto”, dijo el entonces presidente electo a quien se convertiría en su secretario de Comunicaciones y Transportes.
El presidente dijo que en ese momento tomaron la decisión de dejarle la última palabra a la gente, por lo que se convocó a una consulta popular. Dicha consulta fue organizada con “aportaciones voluntarias” de legisladores de Morena. No era vinculante ni se hallaba regulada por la ley. La información que López Obrador había recibido de sus colaboradores no se hizo del conocimiento de la gente. El resultado fue que, de un total de 1,1 millones de ciudadanos, en un país con más de 100 millones de habitantes, 70% votó a favor del AIFA, mientras que 30% votó por continuar el NAIM.
Carlos M. Urzúa fue el primer secretario de Hacienda en la administración de AMLO, ocupó el cargo del 1 de diciembre de 2018 al 9 de julio de 2019, en esta fecha renunció con una carta en la que cuestionó que en los primeros meses de la administración “se tomaron decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.
Alfonso Romo fue el jefe de la Oficina de la Presidencia entre el 1 de diciembre de 2018 y el 2 de diciembre de 2020, el empresario regiomontano renunció al cargo, pero continuó como un asesor independiente del presidente. Durante su gestión le tocó ser el vínculo entre AMLO y los empresarios.
Javier Jiménez Espriú fue el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes desde el inicio de la administración hasta el día de su renuncia el 23 de julio de 2020, la cual presentó vía una carta en la que manifestó sus diferencias con AMLO por la decisión presidencial de enviar a la Marina a realizar tareas civiles en los puertos.
José María Riobóo presentó el diseño del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y construyó el segundo piso del Periférico. Esta no ha sido la única obra que se le ha otorgado al ingeniero civil por parte del gobierno del actual presidente de México, pues tiene un largo historial de esto, por lo que se le ha considerado el constructor favorito del AMLO.
LA RESPUESTA DE CARLOS M. URZUAN, PRECISIONES DEL NAIM
Precisiones sobre el fallido aeropuerto
Hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador habló acerca de las razones por las que decidió, a un mes de que iniciara su gobierno, cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) que se construía entonces en el antiguo lago de Texcoco. El presidente comentó que Alfonso Romo, Javier Jiménez Espriú y quien esto escribe, todos cercanos a él en ese momento, se oponían a tal cancelación. Pero, se apresuró a añadir, los resultados de una consulta popular que mandó a hacer en octubre de 2018 lo convencieron de detener el proyecto.
La historia del asunto inició dos meses antes, cuando López Obrador, en su carácter de presidente electo, pidió a cinco de sus allegados su opinión acerca del aeropuerto que estaba en construcción en Texcoco. En ese grupo estaban los tres arriba citados, así como el connotado ingeniero civil José María Riobóo y un cercano colaborador de éste.
Estos dos últimos recomendaron la sustitución del NAIM por un nuevo aeropuerto que aprovechara la infraestructura de la entonces Base Aérea Militar de Santa Lucía, situada en el municipio de Zumpango, Estado de México. Su propuesta acabó por concretarse en lo que hoy se conoce como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
El proyecto del NAIM tenía a nuestro juicio grandes ventajas. Para empezar, la construcción había iniciado en el año 2015 y su primera fase concluiría en el 2021. Para continuar, su diseño había sido hecho por el afamado arquitecto Norman Foster. Ganador del premio Pritzker en 1999, Foster es en especial reconocido por su diseño de aeropuertos extraordinarios, como el de Pekín y el de Kuwait.
Además, el proyecto del NAIM se haría en dos fases independientes. La primera contemplaba tres pistas paralelas con operaciones simultáneas y una gran terminal de 7.4 hectáreas con la que se hubiera dado servicio a 68 millones de pasajeros por año. Posteriormente se construiría una segunda terminal y otras tres pistas, para lograr conseguir tres despegues y tres aterrizajes simultáneos. La capacidad del aeropuerto se incrementaría entonces a 125 millones de pasajeros por año.
En sus comentarios recientes López Obrador afirmó, por cierto, que el NAIM hubiera requerido 300 mil millones de pesos adicionales para ser concluido. Eso es incorrecto. En el 2018 ya se tenía fondeada una buena parte del presupuesto de inversión, y el resto representaba menos de 90 mil millones de pesos. Esta última cantidad es significativamente menor a la que se tuvo que erogar posteriormente para hacer el AIFA.
La cifra de 300 mil millones de pesos es cercana más bien al costo que se incurrió por la cancelación del NAIM, debido a la inversión física que fue perdida y a la financiera que se transformó en deuda pública.
Una última precisión. Los dimes y diretes que se han suscitado tras la cancelación del NAIM se han enfocado esencialmente en cuestiones monetarias y políticas. Pero el análisis comparativo final debe ser hecho en términos del espacio aéreo. Al no tener un único gran aeropuerto como el NAIM, ¿pueden coexistir los existentes en la zona, el de la Ciudad de México, el AIFA y el de Toluca? ¿Se reducirá o no la seguridad aérea cuando los tres operen al tope y de manera simultánea?
El viejo aeropuerto capitalino movió a 36 millones de personas solo en 2021. El Felipe Ángeles cerró su primer año de operación movilizando a 700 mil.
El quebranto es brutal. Y el presidente acaba de confesar, con una sonrisa displicente, que pasó por alto y ocultó informes técnicos y financieros de quienes fueron miembros de su gabinete, “para que decidiera la gente”. Esa gente que tendrá que pagar durante los próximos años, lo que costó el capricho de una persona.
Ahí tiene estimado lector las 2 versiones para que tenga una opinión más clara de la situación de los aeropuertos mencionados
Fuentes: Diarios, revistas e internet
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario