7 de junio de 2016

Horno microondas mitos al abrirlo y otros trucos más


Ahora vamos a comentarles algo sobre el microondas, que si es peligroso abrirlo y meter inmediatamente la mano y otros truquitos más ¿abrirlo es peligroso? no lo es en absoluto. Los seres humanos somos muy proclives a crear leyendas y creencias infundadas.


Así ocurre, por ejemplo, con los mitos en la cocina y sus "alrededores". Estos son solo algunos de ellos y lo que esconden. Lo hemos hablado montones de veces: la cocina y la nutrición son auténticos campos de abono para los mitos y leyendas.

Existen montones de creencias girando en torno esta dependencia de la casa y lo que sale de ella. Algunas tienen fundamento. Otras no. Pero todos hemos escuchado hablar de esta o aquella. Es más, todos guardamos nuestras pequeñas supersticiones dentro de la cocina.

Hoy vamos a repasar algunas de ellas y, ya de paso, buscarles una razón de ser (o no.)

No, no pasa nada por abrir el microondas antes de tiempo


Este probablemente sea uno de los temas que más preocupan a la gente: el microondas. Hemos contado y explicado por qué el microondas no solo es por completo inofensivo, sino una herramienta muy útil. Resumiendo, el microondas solo calienta el agua interna de los alimentos, sin cambiar sus propiedades. Para hacer esto utiliza microondas de alta energía. Estas ondas sí pueden ser peligrosas si nos dan. Pero, en primer lugar, el microondas tiene un sistema de seguridad para cortar de inmediato la emisión en el momento en el que se abre la puerta del microondas.
Así que no existe el "antes de tiempo". Si la puerta está abierta, no hay emisión. Además, aunque la jaula de Faraday que forma la puerta (esa redecilla negra en el cristal) y el propio cristal estuviesen rotos, las ondas del microondas son ondas dirigidas a puntos concretos del aparato. Así que no, tampoco nos haría daño, aunque la seguridad es lo primero.

Efectivamente, no se debe congelar un alimento dos veces


No todos los mitos van a ser... mitos. En concreto, romper la cadena de frío no lo es. Pero, ¿por qué? La razón principal se encuentra en los microorganismos. Una cosa que tenemos que tener clarísima es que no existe ni un solo alimento que sea estéril. Incluso cuando los cocinamos, quedan esporas, además de que se contaminan por el propio medio ambiente. Ni que decir tiene que congelarlos tampoco lo soluciona.
Lo único que consigue es "adormecer" los microorganismos contaminantes durante un tiempo considerable. En la mayoría de ocasiones en los alimentos que ingerimos existen multitud de especies potencialmente peligrosas. Pero lo que importa de las mismas es la cantidad de estas, lo que se conoce como carga microbiana. Existen cargas microbiana completamente seguras. Al congelar y descongelar, los microorganismos tienden a "despertar" y proliferar.
Al volver a congelarlos habremos ayudado a que aumente la carga microbiana. Y eso sí puede resultar peligroso. Al igual ocurre cuando los descongelamos a temperatura ambiente o rompemos la cadena de frío de cualquier otra manera. Recordemos: una bacteria sola no hace nada. Miles de ellas son otro cantar.

No consumas productos tras su fecha de caducidad 


En primer lugar, ya explicamos extensamente por qué no hay que hacerlo. Hablamos de la fecha de caducidad, no de la fecha de consumo preferente, bastante distinta. La fecha de caducidad está relacionada con la dichosa carga microbiana que indica que un alimento no es apto para consumo. Comer un alimento tras esta fecha, analizada y determinada por el fabricante tras muchas pruebas, es jugárnosla.
En algunos casos las consecuencias no pasarán de malestares estomacales. En otras pueden ser muy, muy graves. Además, no nos podemos fiar de nuestros sentidos porque, como ocurre con Salmonella, por ejemplo, existen microorganismos que no dan la cara, haciendo que el alimento siga pareciendo saludable cuando no lo es. Así que no, aunque lo hayas hecho otras veces sin consecuencias, no comas alimentos tras la fecha de caducidad. Es peligroso.

Los alimentos insípidos no se deben a los transgénicos / químicos


Otro de los grandes mitos extendidos hace referencia a la quimiofobia y a los transgénicos. Esto se debe a la falta de entendimiento de cómo funciona la cadena de producción agrícola. En primer lugar, la producción primaria está sujeta, muchas veces, a precios injustos para el recolector y productor. Esto incita, en muchas ocasiones, a usar prácticas que aumenten la producción para obtener el máximo beneficio. Entre estas prácticas se encuentran la recolección temprana que le permita abrir la ventana de ventas, con lo que se vende un producto que madura en caja.
Es más, con las manzanas, por ejemplo, esto se observa fácilmente cuando se ven sospechosamente maduras solo en parte (con lineas más blancas coincidiendo con el molde de la caja. A estas frutas, por ejemplo, se les rocía con etileno, una hormona vegetal (totalmente inofensiva) en gas que hace que las frutas maduren. Allá donde toca el gas, la fruta comienza la maduración. Pero no ocurre lo mismo con el interior de la fruta.
Algo parecido ocurre con los tomates, que se recolectan gordos e hinchados, por un exceso de agua, pero no del todo maduros. Las frutas y verduras necesitan un tiempo y cuidados que, muchas veces, no se tienen en cuenta en los procesos de producción más masificados. No tiene nada que ver con los abonos o transgénicos, sino con el tiempo.

No importa lo que pienses, el alcohol engorda


Existen montones de mitos referentes al alcohol. Que si una copa de alcohol al día es buena, que si el alcohol blanco engorda menos, que si son las tapas que tomamos con la cerveza la que engorda... Algunos tienen más fundamentos que otros, aunque todos están muy arraigados en ese "amor" que tenemos por las bebidas alcohólicas. Sin entrar en detalle, hemos de decir que el alcohol es un azúcar y que, como tal, aporta energía que si no se quema, se acumula como grasa. Si a esto le añadimos otros alimentos, como las tapas, refrescos (en los cubas libres) o el hecho de tomarlo por la noche nos encontramos con un cóctel perfecto para que se "nos quede dentro". Inclusive la cerveza, que por su bajo contenido en alcohol es menos calórica, puede ser el origen de esa mítica "barriga cervecera". No existe un alcohol que no engorde porque está irremediablemente asociado a otras actividades y alimentos que lo provocan. En cualquier caso, tal y como recomiendan los médicos y nutricionistas, la cantidad de alcohol recomendada al día es cero.
Nada de una copa de vino (ni por los antioxidantes ni nada...), ni tampoco un vaso de cerveza al día. Nada. A partir de aquí, la decisión es nuestra.

No, el zumo tampoco pierde sus vitaminas tan fácilmente 


Cuántas veces hemos oído eso de "bébete el zumo que pierde vitaminas". Bueno, pues en realidad esto es un mito. Es decir, el zumo, como todos los alimentos, pierde sus nutrientes con el tiempo, ante la degradación. Pero no lo hace minutos, ni siquiera horas, después de exprimirlo.
En concreto, la vitamina C del zumo de naranja aguanta fácilmente hasta doce horas antes de comenzar a descender su concentración. Parecido ocurre con otras vitaminas que se encuentran muy estables disueltas en agua o en grasa sin que las condiciones les afecten realmente. Lo que sí se modifica es la naturaleza de otros compuestos, como los que aportan sabor y color a los zumos.
Las frutas poseen diversas sustancias preparadas para "arreglar" una herida. Grosso modo, estas mismas sustancias oxidan y modifican el aspecto de los zumos, pardeándolos o cambiando su sabor. Pero eso no implica, necesariamente, la pérdida de su valor nutricional.

10 trucos que quizá no conocías del microondas 

Solo sirve para calentar comida. Lo utilizas todo el rato, para calentar la leche del desayuno o el pollo en salsa que cocinaste anoche, incluso te sirve para cocinar algún que otro plato sencillo. Y llegó un momento en el que te preguntas cómo se las arreglaban antes del microondas.
El primer aparato se vendió en 1946. Pero en casi siete décadas dio un salto a la fama, convirtiéndose en uno de los electrodomésticos predilectos de la casa. Sin embargo, además de ayudarte a no perder tiempo con las comidas, sus ondas de radio de alta frecuencia tienen otros usos domésticos que quizá no conocías.

Estos diez que te presentamos son solo unos cuantos de la lista y te pueden hacer la vida más fácil. Eso sí, hazlos con cuidado y recuerda siempre que no se deben meter objetos metálicos en el microondas.

1. Despegar sellos


El sello se despegará con facilidad. Si escribiste mal la dirección del destinatario de una carta, tenía ya el sello pegado y quieres recuperarlo, el microondas te echará una mano. Antes que nada debes humedecerlo con un poco de agua. Después, introduce la carta en el microondas y caliéntala durante 20 segundos, no más.
Verás que el sello se despegará del sobre sin el menor esfuerzo.

2. Cortar cebolla sin llorar


Dentro de las células de la cebolla existen algunos compuestos que contienen azufre. Al cortarla con un cuchillo las células se rompen y estos compuestos sufren una reacción química que los transforma en moléculas sulfuradas más volátiles. Éstas, a su vez, reaccionan con la humedad de los ojos generando ácido sulfúrico y producen una sensación de quemazón.
Y ante esto, las terminaciones nerviosas detectan la irritación y el cerebro reacciona diciéndole a los conductos lacrimales de tus ojos que produzcan más agua, es decir lágrimas, para diluir el ácido y proteger así los ojos. Sin embargo, este proceso se puede evitar introduciendo la hortaliza con los extremos cortados en el microondas durante 30 segundos. Debes escoger el programa de máxima potencia.

3. Desinfectar estropajos


Puedes eliminar las bacterias del estropajo o el trapo de cocina sin necesidad de usar desengrasantes, lavavajillas, ni ningún otro producto químico. Ten en cuenta los estropajos metálicos no pueden meterse en un microondas.
Sólo debes introducir los trapos en cuestión en el microondas durante varios minutos a máxima potencia. Las bacterias morirán por las altas temperaturas. Este truco sirve también para desinfectar esponjas de baño.

4. Esterilizar frascos de conservas 

La forma posiblemente más conocida para esterilizar los frascos con los que hacer después conservas es hervirlos. minutos son suficientes. Pero existe otra manera, más rápida y eficaz.  incluye, como no, el microondas.
El procedimiento no te llevará más de dos minutos. Antes de introducirlos en el horno hay que quitar las tapas a los frascos y llenarlos de dos dedos de agua. Después hay que esperar a que el agua hierva, lo que serán, aproximadamente, dos minutos.

5. Comprobar que una taza es apta para el microondas


No toda la vajilla lo es. Entre los materiales permeables a las microondas y por tanto aptos para cocinar en este tipo de hornos se encuentran el vidrio refractario tipo Pyrex, Arcoroc, Duralex, Arcopal, Pyroflam (siempre que no sean demasiado finos porque se romperían), la porcelana, la cerámica, la loza, la madera, el mimbre y el barro. Este último, si está vitrificado puede llevar hierro y plomo en su composición por lo que no debe introducirse en los microondas comunes, que no aceptan herramientas metálicas. Por esa misma razón, también la porcelana estampada o con filos dorados puede llevar metales. Antes de usarla en este tipo de hornos hay que comprobar siempre si es apta o no. das las tazas y platos son aptos para el microondas. Una manera sencilla de saberlo es poniendo sobre el plato giratorio el recipiente a comprobar vacío y junto a éste un vaso de agua. Programa después el horno para que caliente a máxima potencia durante un minuto. Al cabo de ese tiempo, si el recipiente es apto para microondas, debe estar frío y el agua del vaso caliente. Si el recipiente está caliente, quiere decir que absorbe microondas y, por tanto, no es apto para ser usado en este tipo de hornos.
Esta prueba no debe hacerse con el recipiente vacío y sin el vaso de agua a su lado. La razón es porque, si éste fuera permeable a las microondas del horno, el aparato se podría estropear al no tener ningún elemento que absorbiera las ondas de radio de alta frecuencia que está emitiendo.

6. Dejar el horno como nuevo


Una manera fácil de limpiar un microondas es introduciendo en él servilletas de papel de cocina. Humedécelos y pégalos en el interior del microondas, dejando la salida del aire libre. este truco podrás eliminar la suciedad con un trapo, sin necesidad de frotar. Después debes poner en marcha el aparato. A los 5 minutos los papeles estarán secos, habrán absorbido toda la suciedad y el microondas estará impecable. Aunque si el electrodoméstico está extremadamente sucio es probable que debas echar mano de este otro truco.
En ese caso puedes colocar sobre la bandeja un bol lleno de agua y rociar con vinagre el interior del horno. Si lo pones en marcha y lo apagas en 5 minutos, podrás quitar la suciedad pasando un trapo sin frotar. De forma similar, si deseas eliminar los olores del microondas sólo debes introducir un vaso con agua y medio limón y dejarlo en funcionamiento durante 2 o 3 minutos.

7. Fabricar compresas calmantes

Es una alternativa de andar por casa a las botellas de agua caliente o almohadillas eléctricas y es muy sencilla de hacer. Para diponer de una compresa calmante calienta una toalla humedecida enrollada durante un minuto en el microondas. Si la dejas más tiempo, podrías llegar a quemarte.

8. Hacer que la máscara de pestañas dure más


El tubo de máscara de pestañas está aún medio lleno pero ya se resecó. Es algo común, consecuencia de sacar y meter el cepillo con frecuencia.
Sin embargo, existe un truco para poder utilizar el producto hasta que se agote. Consiste en poner el tubo de cosmético en el microondas junto a un vaso de agua y calentarlo durante 30 o 40 segundos. Al cabo de ese tiempo, el contenido volverá a estar tan fluido como cuando la compraste.

9. Higienizar la tabla de cortar 


Además de esponjas, estropajos y trapos de cocina, también podrás desinfectar la tabla de cortar en el microondas. Para ello tendrás que lavarla, restregarla con un limón e introducirla en el horno.
En un minuto estará lista.

10. Aprovechar al máximo el limón


Si quieres aprovechar hasta la última gota del ácido jugo, mételo durante 10-20 segundos con el microondas a su máxima potencia.
Esto ayudará a que se desprenda más fácilmente de la piel.
Así, al exprimirlo obtendrás más jugo.
Y el truco sirve por igual para las naranjas.

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