Hace ya 70 años de aquel suceso único en México, en el que un hombre enamorado fue capaz de realizar tal hazaña. El pasar por el arco del Monumento a la Revolución en un biplano con todo y novia a la que en inusual forma le había pedido matrimonio.
Monumento a la Revolución 2016
Desde luego a Jacobo Fernández el galán del momento, el “sí” le costó la licencia de aviación. En 1946, se le ocurrió una gran idea al piloto español Jacobo Fernández para pedirle matrimonio a su novia mexicana, Elisa Flores Morales: atravesar el Monumento a la Revolución con su avión.
Lo hizo al estilo francés de los enamorados, cual si estuviera replicando la maniobra en que un piloto cruzó el Arco del Triunfo en 1924.
“Contigo hasta la muerte”, le contestó Elisa antes de subir al avión. “Mi novia se portó muy valientemente. La primera vez, cuando ‘piqué’ por encima de las casas, se limitó a cruzar los dedos como hacen aquí (México) cuando quieren desear suerte. Me dijo que también se puso a rezar un Padre Nuestro. No le di tiempo a terminarlo. Es una buena muchacha y con un valor a prueba de bomba”, comentó en entrevista para una revista de la época. Cuando el suboficial del Ejército francés cruzó por el Arco del Triunfo, lo condecoraron y grabaron la fecha de la hazaña. este no obtuvo medallas ni condecoraciones.
El general Alberto Salinas Carranza, sobrino de Venustiano Carranza, y director de la Aeronáutica Civil lo mandó a llamar y cuentan que le dijo: “Mira Jacobo, por un lado te voy a felicitar por tu heroísmo y por lo bien que lo hiciste; por otro lado, te voy a quitar la licencia y multar con cinco mil pesos”.
De acuerdo con el diario La Prensa, la multa fue de ocho mil pesos por haber violado la Ley de Comunicaciones que prohíbe volar a baja altura sobre zonas habitadas, además de la infracción que cometió al subir a una pasajera sin permiso. La secretaria de Comunicaciones y Obras Públicas le expidió a Jacobo su licencia de piloto privado el 22 de enero de 1946; casi dos meses antes de su hazaña.
El viaje en la avioneta lo realizaron el domingo 3 de marzo de 1946, pero la nota del hecho apareció en las páginas de La Prensa hasta el 6 de marzo, cuando ya se le había impuesto una sanción a Jacobo.
Ahora, existe un elevador en el Monumento a la Revolución que atraviesa el espacio por el que pasó la pareja sobre la aeronave llega a lo más alto de la obra. Algunas personas miran boquiabiertos a Rafael Cansino, guía del mirador, porque no pueden dar crédito de la historia que les ha contado. Los cristales permiten una vista de 360 grados. Hoy parece difícil imaginar cómo un biplano atravesó la ciudad con tantos rascacielos a la vista
Y sí se la ligó? —pregunta un joven curioso mientras abraza a su novia.
—Sí, se casaron y tuvieron hijos.
Mirenchu Fernández, de 67 años, es la hija del matrimonio. “Mi padre antes de venir a América estuvo en un campo de concentración del cual escapó y haciéndose pasar por francés cruzó España hasta Portugal donde abordo un barco que lo trajo a América. Por tren se dirigió a México y en el viaje conoció a mi mamá”.
Mirenchu no recuerda mucho de su padre, porque él falleció en 1951, cuando ella era muy pequeña. Sin embargo, su madre solía contarle las historias de él y su familia. “Según mi padre, lo mejor para distraerme y que no llorara era subirme al avión y dar algunas vueltas”.
Para realizar la hazaña, Jacobo midió el monumento, tenía 25 pasos de los suyos. El ancho de las alas de un avión Stearman mide casi 10 metros.
“Es como manejar un auto. Tienes que ver si tu carro pasa. En este caso, hay que considerar la fuerza del viento y la envergadura de las alas. Con un metro o metro y medio de cada lado puedes pasar. La dificultad está en bajar de esa área y volver a salir”, explica en entrevista con EL UNIVERSAL Anwar, sargento primero de la Fuerza Aérea y guía del Museo Militar de Aviación de la Base Aérea No. 1 en Santa Lucía.
“Creo que fue algo muy peligroso, que mi padre tenía mucha pericia. Pero sí pudo haber ocurrido una tragedia. Mi mamá contaba que para pasar bajo los arcos tuvo que inclinar el avión. También que sólo llevaba los lentes y la protección para una persona y él se los ofreció a ella”, explica Mirenchu. Mirenchu asegura que la imagen fue tomada por un turista que pasaba por ahí.
“La aviación creció de la mano con la Revolución Mexicana”, explica el guía a los turistas del Museo Militar de Aviación. Los grandes entusiastas del transporte aéreo están enterrados en el monumento. En sus pilares yacen los restos de Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Francisco Villa, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas.
Francisco I. Madero fue el primer mandatario en el mundo que realizó un vuelo en avión, el 30 de noviembre de 1911. Por otra parte, Carranza creó el Arma de Aviación Militar en 1915 en el Puerto de Veracruz, el origen de la actual Fuerza Aérea Mexicana.
Todos los visitantes manifiestan desconcierto cuando observan la foto del avión. “Pero es una avioneta, ¿no?”, pregunta Uriel, de 19 años. Solamente a Juan Martínez, de 60 años, no le sorprende. “Es un anecdotario simpático, pero ahora pasan cosas más increíbles. Toda esa cantidad de mensajes e imágenes que mandan por internet. Ahora hasta cruzan drones por aquí”.
A Uriel y Deina, de 19 y 17 años, los conmovió más la historia del piloto enamorado que la fotografía del avión: “Qué chido que haya hecho sólo eso para impresionar a su novia”, afirma Uriel.
“Fue algo muy auténtico, bonito y muy espontáneo”, expone Deina. “Yo también lo haría si supiera volar”, agrega Uriel.
Quedan tantas hazañas por cometerse en nombre del amor, como enamorados que anden por las nubes.
Fuente: El Universal e Internet